El discurso oficial
Posiblemente se deba a la muy escasa experiencia en el manejo de las finanzas públicas federales, pero es evidente que el titular de la SHCP no acierta al decir, palabras más, palabra menos, que se viven circunstancias novedosas. No, estamos exactamente igual que cuando Echeverría y López Portillo dejaban el poder, y que cuando Zedillo rompió con el innombrable. Sí, cosechamos la tempestad de vientos sembrados por sujetos que, lejos ser personajes de estado, son improvisados e ineptos políticos hechos de pura saliva. El desorden generalizado pondrá a la economía, una vez más, en el predicamento de vivir una espiral descendente. Hará a los pobres, más pobres, y a los ricos, más ricos.
La pregunta es cómo vamos a reaccionar ante la evidente incapacidad de quienes nos gobiernan. La mayor parte de los empresarios piensan que si algo debe hacerse, eso le toca a otros. Cómodamente rinden pleitesía a quien, haiga sido, como haiga sido, logró sentarse en la silla. En esa, en la que pronto se recibirán los más negros vaticinios y los más escandalosos reportes. Todos ellos coincidirán, las finanzas públicas, simple y sencillamente, no pueden honrar los compromisos asumidos. Pondrán a trabajar la máquina de impresión de billetes turnos extras. El gobierno hará de la mora en el pago su rutina diaria. Se tornará inflexible con los contribuyentes, a pesar de que será la evidente causa de la ruina y cortinazo de centenas, y quizá, miles, de empresas.
La emisión irresponsable de circulante será solo alivio temporal. La inflación volverá a ser el azote de los mexicanos, y, claro, los burócratas maquillarán cifras. Festejarán un dato de inflación oficial, mismo que, pronto, será motivo de burla. La carencia; el desabasto, y la baja en la calidad bienes y servicios precederán a la inconformidad social, harán del INEGI, y de otras instancias oficiales, sujetos de descredito y de nula confianza social. Todo lo trabajado durante décadas, para construir un andamiaje que dotaba a toda administración entrante de un margen de credibilidad, se derrumbará en apenas unas semanas. No es el primer año de nada, sino el último del sexenio que supuestamente ya terminó.
Dijo De la Fuente que no dejó pendiente alguno, y, sí, no hizo nada, por lo que no podría dejar nada a medias, simple y sencillamente, se trata de la más lamentable........
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