¿Por qué tus equipos ya no buscan lo “imposible”?
Hace unos días me encontré con un viejo amigo en un café de la Condesa. Un ejecutivo con décadas de trayectoria, acostumbrado a moverse en los pasillos donde se definen grandes negocios. Entre sorbos de capuchino, compartió una reflexión que me dejó pensando: lo que le permitió lograr resultados extraordinarios en su carrera no fue solo la visión estratégica ni el manejo de recursos, sino la capacidad de construir relaciones humanas sólidas y apostar siempre por ir más allá de lo esperado.
“Going the extra mile”, lo resumió con una sonrisa que mezclaba orgullo y nostalgia. Esa filosofía —la de dar un paso adicional cuando todo parecía cumplido— fue la brújula que lo distinguió en un entorno competitivo. Sin embargo, su tono cambió al hablar de lo que observa hoy: en muchos equipos y organizaciones percibe un conformismo creciente, una tendencia a quedarse en lo posible, sin la ambición de alcanzar lo extraordinario. Esa conversación plantea un desafío que resuena en muchas organizaciones: ¿estamos perdiendo el hambre de lograr lo imposible en la era digital?
La tecnología nos ofrece ventajas innegables. Con un correo electrónico, un mensaje de WhatsApp o una videollamada en Zoom podemos resolver en minutos lo que antes tomaba días de coordinación. Sin embargo, esa facilidad encierra una trampa: la ilusión de cercanía. La inmediatez de los mensajes nos hace sentir conectados, pero esa conexión suele carecer de la profundidad emocional que solo se construye cara a cara. La pandemia agudizó esta tendencia. Al suspender de manera abrupta la cultura del encuentro presencial, debilitó el músculo relacional que sostiene el trabajo en equipo y los grandes logros colectivos. Hoy, aunque........
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