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La elección de este domingo y sus diferencias con la de 2021. Por Pepe Auth

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Más de la mitad de los siete candidatos presidenciales de 2021 están en la papeleta del próximo domingo. Marco Enríquez-Ominami en su quinta comparecencia consecutiva, Eduardo Artés por tercera vez, Franco Parisi también en su tercera incursión, claro que ahora en territorio nacional, y José Antonio Kast, también por tercera vez, ahora con su partido ya política y territorialmente consolidado. Ello sugiere un déjà vu que oculta el hecho de que la elección que viene es radicalmente distinta de la que vivimos en 2021.

Son distintas razones y de peso las que hacen de la elección de este domingo una completamente distinta de la de 2021. Paso a detallarlas.

1.- Si la que protagonizaron Boric y Kast se hizo sobre las brasas aún ardiendo del estallido social, ésta que viene se realiza bajo las llamas encendidas del contraestallido que le siguió. Efectivamente, si el 2021 todavía dominaba de manera incontrarrestable la pulsión de cambio social al punto que la monserga de “cambios estructurales” dominaba la escena como un mantra repetido hasta el cansancio, hoy día la escena social y política está dominada de manera igualmente incontrarrestable por la demanda de orden. Si los temas que dominaron la anterior elección eran la desigualdad, la justicia social, los abusos y la redistribución, la elección que viene está dominada por los temas de seguridad, recuperación del crecimiento, control de la migración y eficacia del Estado para resolver las listas de espera en salud.

Sólo esta diferencia de contexto bastaría para que la elección presidencial y parlamentaria de 2025 sea absolutamente diferente de la que vivimos en 2021, cuando en segunda vuelta el candidato del cambio derrotó de manera inapelable al candidato del orden. Pero hay más diferencias que profundizan el contraste evidente entre ambos procesos electorales.

2.- La segunda diferencia -brutal en sus efectos- está dada por el cambio de las reglas del juego, porque ésta será la primera elección presidencial y parlamentaria con voto verdaderamente obligatorio -antes lo fue sólo para quienes voluntariamente se inscribían en los registros- para toda la población mayor de 18 años, incluidos los extranjeros residentes legalmente por más de cinco años. Desde 1989 hasta 2021 votaron en torno a 7 millones de personas -6,7 en 2013 a 7,3 en 1993- y el próximo domingo se espera que lo hagan los mismos 13 millones que han concurrido a las 4 elecciones regidas bajo el sistema de inscripción automática y voto obligatorio (Plebiscitos 2022 y 2023, elección de consejeros constitucionales 2023 y regionales/municipales de 2024).

Y no se trata simplemente de que vote casi el doble de personas, sino más bien de que pasamos de elecciones donde votaban quienes mayoritariamente lo hacían desde un marco de referencia ideológico y una autoidentificación en el eje izquierda-derecha a elecciones donde votarán quienes en su mayoría lo hacen desde donde les aprieta el zapato, desde sus urgencias materiales y simbólicas, sin referencia a una posición ideológica y política.

3.- La tercera diferencia significativa es en buena........

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