Regular y desregular inteligentemente. Por Natalia González
Imagina que eres un joven emprendedor en Chile, lleno de ideas, listo para lanzar el negocio de tus sueños. Pero, en lugar de crear, estás atrapado navegando por un laberinto de papeleo, permisos y retrasos. Semanas, tal vez meses, solo para comenzar. Esa es la realidad de muchos jóvenes y mujeres en Chile.
Hace poco más de una década, Chile llevó a cabo algunas reformas legales que permitieron que fluyera la libertad, la competencia y la creatividad. A modo ejemplar, consumidores que estaban atrapados en un contrato telefónico, con un servicio deficiente, incapaces de cambiarse de compañía sin perder el número telefónico o debiendo pagar tarifas elevadas, pudieron hacerlo, sin cargos ni problemas tras la ley de portabilidad numérica.
La portabilidad no solo implicó mayor libertad de elección para los consumidores, sino que también levantó barreras de entrada, abriendo el mercado y facilitando la entrada de nuevos actores. ¿El impacto? En el primer año, 3,1% de los usuarios cambiaron de proveedor. En 2017, ese número se disparó al 19,6%, y hoy se ha estabilizado en 13,9%, con 3,6 millones de cambios solo en 2024. Los consumidores hoy tienen mayor libertad de optar por precio y calidad, sabiendo que pueden cambiarse de oferente si no están satisfechos. Ese es el poder de la elección.
En 2013, se daba otro paso muy relevante para facilitar la vida de los emprendedores. La ley de constitución simplificada de sociedades, conocida como “Tu empresa en un día”, la que permitió a miles de personas, a través de una plataforma digital, crear empresas en 24 horas. No más viajes interminables a las notarías, conservadores de bienes raíces o semanas de espera. Desde su vigencia, con una firma electrónica, todo puede manejarse en línea: incorporación legal, inicio de actividades, obtención de Rol Único Tributario, incluso realizar fusiones o disolver empresas.
El impacto ha sido asombroso: la tasa de creación de empresas aumentó........
© Ex-Ante
