El sonido de los corazones
MADRID 7 Nov. (OTR/PRESS) -
Hemos dicho y escrito que los jóvenes se han desinteresado de la política, que son pasotas, reacios al compromiso, que les falta pasión por los problemas sociales. La catástrofe de Valencia ha demostrado que no es así. No sólo ellos, pero en el barro, después de la tragedia, han sonado muy alto los corazones de miles de jóvenes que, sin que nadie les llamara, han cogido picos y palas, botellas de agua, alimentos de primera necesidad y se han ido al centro de la Dana, a los pueblos más castigados para echar una mano, para ayudar a las personas, para compartir el dolor, para ayudar en la limpieza de las calles, para acompañar, para escuchar...
Desorganizados, sin nadie que fuera capaz de colocarlos allí donde hacían falta, pero muchos de ellos se han quedado horas, días allí haciendo lo que podían. Muchos llegaron antes que las fuerzas de seguridad, que los camiones, que las bombas para achicar el agua. No eran sólo de la vecina ciudad de Valencia. Allí han ido jóvenes de todos los lugares de España en una riada buena, inmensa, de solidaridad con los afectados. Entre el barro, en medio del desconcierto y........
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