Las lágrimas de la rentista jubilada
Nada hace que una propietaria sea más reticente a alquilar un inmueble que aquella que ha vivido la experiencia de un impago sostenido en el tiempo. Me lo explicaba una señora que hace más de tres años que carga con los gastos de propietaria, con los quebraderos de cabeza de unos inquilinos que al tercer mes dejaron de pagar y con los costes del abogado al que hace tres años va pagando minutas para resolver un litigio que se ha eternizado. Tres años y rezando para no llegar al cuarto en las mismas condiciones, una situación que se ha convertido en una pesadilla.
Ella hace tantos años que está jubilada como que lucha contra un maldito cáncer. Un día, de hace más de tres años, decidió ayudar a la hija que tenía que cambiar de domicilio con toda su familia por cuestiones laborales. El nuevo trabajo aconsejaba trasladarse a vivir a otro municipio. Así es que esta abuela jubilada cogió los ahorros de toda una vida y le compró el piso a la hija a fin de que esta se pudiera comprar otro. La idea era poner el piso de la hija en alquiler para arreglarse la pensión y llegado el día, pensaba, dejar el piso en herencia a su nieta. Como dinero ya........
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