¿Seguro que no hablan de Catalunya?
Tras el conflicto entre Israel y Palestina, que ocupa el primer puesto de forma destacadísima en el ranking de las grandes discusiones entre catalanes, la política estadounidense —sobre todo si hay elecciones— se va consolidando en el segundo puesto. Tanto para una cosa como para la otra no hay matices, como siempre en nuestro país, las cosas tienen que ser blancas o negras. Así se puede etiquetar con el estereotipo que corresponda al que defiende una u otra postura, para, luego, poderle insultar. El contenido del debate siempre tiene mayor pasión que conocimiento y más opinión que información. Ingredientes fantásticos para que a los dos minutos de hacer chup-chup tengamos el país lleno de asesinos o terroristas, machistas o feminazis, comunistas o fascistas. El drama es grande, ya que una vez establecidas las trincheras del ego, cavadas con la pala de los tópicos, es imposible aprender nada nuevo. Preguntándome por qué ocurre esto, he llegado a una conclusión: en el fondo, hablamos de Catalunya.
Me explico. Por cómo somos los catalanes, es mucho más sencillo decir que existe una clase........
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