Horizonte 2025
Inicios del año 2024. Recapitulemos. El siglo XXI no es, de momento, nada propicio a las democracias. Desde finales del siglo XX, ha habido retrocesos tanto en el número de democracias como en la evolución interna en una buena parte de estados (Turquía, Hungría, Polonia, el Sahel africano, Cáucaso, Hong Kong, Myanmar, etc.). A todo ello se le añaden cambios como la ampliación de los estados BRIC, liderados por China y la India, así como el papel creciente de Corea del Sur, Irán o Indonesia. Hoy se percibe un panorama mundial lleno de interrogantes (por ejemplo, un triunfo de Trump en las próximas elecciones presidenciales de los EE.UU. tendría consecuencias a escala global). Previsiblemente, a partir del año 2025 el mundo cambiará, no necesariamente a mejor.
La política doméstica catalana es totalmente otra cosa. Actualmente, si juega bien sus cartas, el independentismo no es lo bastante fuerte para sacar Catalunya del Estado, pero sí para ir sacando el Estado de Catalunya.
Los objetivos históricos del catalanismo político han sido obtener un reconocimiento nacional, tanto en el contexto del Estado como en el ámbito internacional, así como alcanzar una capacidad de autogobierno político, económico, simbólico, lingüístico y cultural proporcional a este reconocimiento. Sin embargo, ni el catalanismo ha sido lo bastante fuerte para conseguir un reconocimiento y un autogobierno sólidos, ni el nacionalismo español lo ha sido para disminuir o eliminar las reivindicaciones catalanas. Se trata de un conflicto entre dos debilidades. Asimétricas, eso sí. En lo que llevamos de siglo XXI, podemos resumir la evolución del catalanismo político a partir de tres oleadas del conflicto con el........© ElNacional.cat
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