Trump, Musk y la DANA final
Los Estados Unidos han inaugurado una nueva era Trump (parte II) y el mundo parece un poco más inseguro e imprevisible, más abierto a la historia, algo que siempre infunde un cierto respeto. Pero que nadie se equivoque. El mundo no es desde hace unos días más inclemente porque Trump haya vuelto a ganar, sino que Trump ha vuelto a ganar porque el mundo es cada vez más inclemente. No es un juego de palabras, es un hecho objetivo. Cuando el mundo, o sea, el nuestro, iba relativamente bien, cuando el pacto social de la posguerra entre el capital y el trabajo garantizaba el funcionamiento del ascensor social, al menos para las clases medias y protegía ampliamente las menos favorecidas, era más difícil que ganaran los Trump. Cuando los EE. UU. no tenían problemas de inflación que convertían la compra semanal de millones de ciudadanos en un lujo asiático, lo cual obliga a un retorno a los aranceles, y, por lo tanto, a una enmienda a la globalización sin traba, los EE. UU. y el resto del mundo vivíamos mejor. Mientras la emigración de los pobres de la América al sur de Río Grande no amenazaba los puestos de trabajo ni los derechos de ciudadanía adquiridos con sangre, sudor y lágrimas por sus hermanos de "raza" ya residentes, el latino votaba demócrata, a diferencia de ahora. Cuando el progresismo (la izquierda) ponía por delante los derechos de los trabajadores industriales, blancos o negros, en ningún sitio de centrarse en la agenda cultural, es decir, en la lucha de géneros o los derechos de la minoría trans... los Kennedy, los Carter, los Clinton o los Obama arrasaban entre las clases medias y populares que ahora huyen del establishment demócrata de lo políticamente correcto. Como ha dicho el senador Bernie Sanders, "No nos tendría que sorprender que un Partido Demócrata que ha abandonado la clase trabajadora........
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