España vuelve a Suiza pero Puigdemont no es Josu Ternera
La negociación abierta este sábado por el PSOE y Junts en Ginebra desborda y rompe todos los esquemas de la práctica gubernamental española desde la transición ante el conflicto con Catalunya. El giro es copernicano porque ahora no se trata de verse con el jefe de una organización terrorista, como era ETA, ni de poner fin a una situación de violencia, sino de un presidente de la Generalitat y líder de un partido perfectamente democrático y decisivo para la gobernabilidad del Estado —con sus 7 votos acaba de investir al jefe del Ejecutivo español— y de explorar un acuerdo democrático para encauzar el conflicto secular entre Catalunya y España. Este es el compromiso previo al que llegaron las dos partes, el PSOE y Junts, es decir, Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, que se ha visto ratificado de nuevo, con la designación de una figura internacional para coordinar la verificación del diálogo en la persona del diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez. Por eso tiembla desde los cimientos hasta el ático todo el edificio "constitucional". La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo ha expresado con toda la crudeza, y toda la lucidez que, sin ir más lejos, una parte del independentismo catalán es incapaz de ver o no quiere ver. ¡"Es como si fuéramos dos estados"!, ha clamado la joven lideresa de la derecha española en el enésimo acto de protesta en la........
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