El pueblo, contra los criminales
Al otro lado del río, en la ribera derecha del Túria, está la pedanía de la Torre, una de las poblaciones más devastadas por la Dana de muerte en la Horta Sud de València, donde encontraron a ocho personas ahogadas en un garaje. Del lado desde donde me sitúo mentalmente cuando escribo este artículo, el opuesto, justo enfrente, vive mi hijo. A veces, la vida y la muerte depende de si estás a este lado o al otro de la línea en el momento oportuno o en el momento más desafortunado. No muy lejos se ubica Paiporta, donde, que se sepa, han muerto 60 personas, de un total de 214 en las comarcas de València. El desbordamiento de la rambla de Poio, que, proveniente de Torrent, también atraviesa Paiporta, precipitó la catástrofe. La falta de lluvia en la zona mientras el agua avanzaba por el cauce pudo confundir en ese momento a mucha gente, de manera letal. Se acumulan las evidencias, sin embargo, que otros, más bien de corbata, puro y despacho oficial, parece que viven en la confusión permanente, una confusión cuyas consecuencias han sido mortales.
La naturaleza, ni acierta, ni se equivoca. A pesar de la tendencia que tenemos a atribuir cualidades humanas a las cosas, no podemos exigir a la naturaleza que se comporte. Que no haga daño. Lo podemos pedir, sí, como podemos pedir que tengamos suerte y no nos caiga un rayo en la cabeza. Entre la naturaleza y nosotros situamos la divinidad: por eso hacemos procesiones o imploramos a la virgen que haga llover cuando hay sequía. Pero no podemos llevar la naturaleza a los tribunales cuando muere gente a raíz de una tormenta descomunal, por más letal que sea. Ni tampoco a una escuela de reeducación porque, como cantaba Raimon, en........
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