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Papá, quiero ser funcionario

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monday

A veces la nariz y su intuición animal funcionan mucho mejor que un sociólogo de reconocido prestigio con los consecuentes sacos de estadísticas. Desde hace tiempo, mi napia ha detectado un número creciente de conciudadanos millennials y de la generación Z que, cavilando sobre su futuro laboral, se decantan por el mundo de la función pública. La primera obviedad se impone rápidamente y ellos mismos te cuentan que —educados en un mundo de precariedad crónica bajo el paradigma del no future y bla, bla, bla— la carrera funcionarial quizás no implica el mayor de los estímulos, la continuación lógica de su formación y la panacea de la riqueza pero, cuando menos, les puede asegurar una subsistencia tranquila. En poco tiempo, si me permitís la astracanada, hemos visto cómo la llamada "generación mejor preparada de la historia" tiene como objetivo laboral la inmunidad de esfuerzo que hay dentro de un cubículo.

Como pasa en el ámbito tecnológico o político, nuestros jóvenes no han llegado a esta conclusión por ciencia infusa. De hecho, desde la crisis de principios de este siglo, el perfil del opositor ha cambiado muchísimo; de........

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