Identidad y cohesión social (III)
En artículos precedentes he tratado los temas del equilibrio territorial, de la equidad, y de la inmigración como puntos básicos de la cohesión social y, por tanto, forjadores de identidad. Son los desequilibrios o las malas opciones lo que nos puede descarrilar como colectividad arraigada, y con identidad propia. Y hay que trabajar y ser lo bastante listos para encontrar las buenas respuestas a cada uno de estos temas
Hoy me gustaría referirme a otro aspecto de este puzle: el que conforman el reconocimiento de los derechos culturales, los desequilibrios en infraestructuras en este ámbito, y el peligro del dirigismo cultural. Vamos por partes, y empecemos por el principio.
Los derechos culturales se conciben como un instrumento más del estado del bienestar, junto a la enseñanza, la sanidad y los servicios sociales. Ciertamente, si queremos una sociedad equilibrada, equitativa y donde todo el mundo se pueda sentir acogido, es obvio que los derechos, herramientas y estructuras que facilitan el acceso a la cultura también han de formar parte de una sociedad socialmente avanzada y justa, que es el objetivo de esta gran cadena y proyecto social que es el estado del bienestar. Una manera de estar nosotros y nuestra colectividad en el mundo que damos como consolidada y eterna, pero que tiene su actualidad y posteridad........





















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