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Más temprano que tarde

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Las dictaduras del siglo veinte en América Latina se consolidaban gracias al respaldo concertado de las oligarquías, las jerárquicas católicas, el ejército de cuyas filas el tirano de turno generalmente provenía, y el gobierno de Estados Unidos, todos temerosos del comunismo soviético según el credo de la Guerra Fría. Una silla de cuatro patas. No eran dictaduras con base popular, ni eran populistas, salvo la de Perón en Argentina, y se asentaban en la represión que creaba miedo y silencio, en los golpes de Estado, cuando no en los fraudes electorales, y en la corrupción rampante. (Le puede interesar: No olvidar que Centroamérica existe).Bastaba que alguna de esas cuatro patas fallara para provocar la caída del dictador, lo que daba paso a un golpe de Estado que encabeza otro caudillo militar, o se abrían periodos más o menos democráticos, siempre esporádicos.Pero en el fin de estas dictaduras influía también el hecho de que se trataba de regímenes agotados, como ocurrió con la caída de Pérez Jiménez en Venezuela en 1958, donde el descontento popular fue........

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