El respeto por la Fuerza Pública
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Cada vez es más frecuente que los grupos armados usen a la población civil como escudo humano para frenar el avance de soldados y policías en territorios donde predominan economías ilícitas. Escenas en las que comunidades rodean a uniformados para impedirles cumplir sus funciones, hasta llegar a secuestrarlos, o episodios aterradores en que soldados son rociados con gasolina y quemados, se han vuelto alarmantemente comunes. No son actos de resistencia, sino de barbarie: cruzan el límite de la dignidad humana, humillan a la Fuerza Pública y hieren la majestad del Estado. No puede haber zonas vedadas para quienes portan el uniforme. Sin derecho a defenderse, la Fuerza Pública pierde autoridad y queda a merced del caos del poder armado sin control ni ley. (Le puede interesar: Hemos perdido la capacidad de imaginar).En los casos recientes hay una evidente instrumentalización de las comunidades por parte de los grupos armados........
© El Tiempo
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