Señor Director: El asesinato, en Popayán, del teniente coronel Rafael Granados Rueda es un hecho deplorable. Los hombres y las mujeres de la Fuerza Pública se convirtieron en objetivo de los criminales, son carne de cañón. Esto demuestra que se perdió el respeto por lo que representa la autoridad. Que la vida para los bandidos no vale nada. Se necesitan acciones ofensivas con resultados contundentes. El Ejército está llamado a activar toda su capacidad articulada con las demás autoridades y demostrar resultados contra las mafias.O la Fuerza Pública actúa con vocación de éxito ante los delincuentes o “apaga y vámonos”. Que actúe la inteligencia en conjunto con acciones operativas de alta precisión. Es el Estado el que tiene el control de las armas y de la fuerza racional para perseguir y derrotar a la delincuencia.Édgar Guillermo Bejarano Chávez