No, Estados Unidos no está “presionando” a Israel para que ponga fin a su guerra
El anuncio del jueves de que el líder de Hamás, Yahiya Sinwar, murió en un ataque israelí contra Gaza ha llevado a algunos a especular sobre la posibilidad de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, “obtenga la victoria” y negocie finalmente un acuerdo de intercambio de prisioneros y de alto el fuego para la Franja de Gaza. Esa creencia refuerza la esperanza que generó para algunos una carta que escribieron a principios de esta semana del secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, al ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, en la que piden a Israel que flexibilice su prohibición de que entren alimentos y otros materiales de subsistencia en el norte de Gaza, para evitar “consecuencias” para el rápido envío de armamentos masivos desde Estados Unidos a Israel.
Aquellos que despertaron tales esperanzas aparentemente no han estado prestando atención durante el último año.
Desde el comienzo del proyecto genocida de Israel en Gaza se han producido violaciones masivas del derecho internacional y abusos de los derechos humanos tan atroces como ningún otro en la historia. Estos hechos han sido documentados con una claridad sin precedentes durante un genocidio, en gran medida debido al hecho de que Israel no los ha ocultado y sus soldados han estado divulgando sus crímenes de manera constante y orgullosa.
Eso no ha impedido en lo más mínimo el flujo de armas a Israel. Incluso cuando el Reino Unido canceló algunos contratos militares o cuando el presidente de Francia pidió el fin de los envíos de armas ofensivas a Israel, las armas procedentes de Washington (y también de Alemania) siguieron fluyendo. La administración de Joe Biden ha violado repetidamente la ley estadounidense, incluso cuando Blinken engañó al Congreso sobre la facilitación por parte de Israel de las transferencias de ayuda a la población de Gaza, y bien puede haber condenado a su propio partido político a la derrota con su insistencia en sostener el peor genocidio del siglo XXI.
Esta carta de Lloyd y Blinken no es más que teatro político. Su objetivo es comunicar a los votantes que tal vez no voten por los demócratas en noviembre que están haciendo algo para abordar los peores crímenes de Israel en Gaza. De hecho, no hace nada de eso. Blinken y Austin escribieron una carta que, como es habitual, no plantea muchas consecuencias. Pero sí dan un pequeño paso adelante al afirmar que el incumplimiento por parte de Israel de los términos de la carta “puede tener implicaciones para la política estadounidense en virtud del NSM-20 (el Memorándum de Seguridad Nacional que Biden emitió........
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