El hambre es incompatible con la paz
Subdirector general y representante regional de FAO para América Latina y el Caribe
La pandemia de covid-19 dejó profundas cicatrices que exacerbaron las desigualdades estructurales existentes y debilitaron los sistemas de producción y distribución de alimentos. A esto se han sumado los impactos devastadores de la variabilidad del clima y los eventos extremos, como sequías, tormentas e inundaciones, que actualmente golpean con frecuencia al 74% de los países de la región. Estos desafíos, que se han vuelto persistentes, no solo reducen la productividad agrícola, sino que también encarecen los alimentos, limitan su disponibilidad y comprometen la estabilidad de los sistemas agroalimentarios. En consecuencia, las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad son las que pagan el precio más alto.
La seguridad alimentaria está relacionada con la resiliencia climática. Para asegurar un futuro sin hambre es vital promover prácticas agrícolas sostenibles que permitan integrar........
© El Peruano
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