La política de los egos desbordados
Por Héctor M. Guyot
Nunca maduramos del todo y una parte nuestra sigue siendo aquel chico que tiraba de las faldas de mamá para conseguir otro caramelo. Algunos lo disimulan mejor, pero también hay quienes no se molestan en ocultarlo. Ahora, casi arrimando a los 80, Donald Trump reclama un dulce más delicado: Groenlandia. De un caramelo a una isla de más de dos millones de kilómetros cuadrados hay una distancia, pero el capricho goloso que nunca se sacia es el mismo. Una madre cuenta con ciertas armas para lidiar con la manipulación de un chico. ¿Qué pasa cuando ese chico llegó a presidente de los Estados Unidos y está dispuesto a extorsionarte con todos los recursos a mano? Si le das Groenlandia, ¿después qué?
A Jair Bolsonaro se le terminó el dulce y no lo toleró. Quiso recuperarlo a la fuerza y ahora se lo juzgará por el asedio de sus fanáticos al Congreso y el Palacio de Planalto perpetrado en enero de 2023, tras ser derrotado en las elecciones. Dos años antes, era Trump el que incitaba a su turba a tomar por asalto el Capitolio, incapaz también de aceptar que había perdido en las urnas y debía dejar el poder. En 2015, Cristina Kirchner se negó a entregar los atributos presidenciales a Mauricio Macri, en una actitud menos violenta, pero igual de elocuente. Estamos ante egos........
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