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El triple reto de los barceloneses que han construido sus veleros para dar la vuelta al mundo

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Aventura en el mar

Mateu, Pasanau e Igor, en uno de los barcos, el pasado 10 de diciembre. / Jordi Otix

Toni Sust

Periodista

Escribo sobre Barcelona desde 2016. Antes lo hice sobre Política social (2011-2016) y sobre Política catalana y española (2001-2011).

Profesor asociado de Periodismo en la UPF.

Se llaman Igor Carretero, Jordi Mateu, Ignasi Sagristà y Pilar Pasanau. Rondan la cincuentena y han afrontado en los últimos años un reto que les parecía imposible hasta que la acometieron: construir su propio velero como condición para afrontar otra aventura: dar la vuelta al mundo navegando en solitario.

Existe un solo matiz entre los cuatro casos. Carretero, Mateu y Sagristà han pasado cuatro años construyendo los pequeños veleros que hoy ya acabados o a punto de estarlo se encuentran amarrados en el Reial Club Marítim de Barcelona. Junto con ellos está el cuarto, el de Pasanau, que por su trabajo como marina mercante está tanto tiempo fuera que le resultó inviable fabricar el suyo: lo ha comprado a un suizo.

Todo empezó durante el confinamiento por la pandemia del covid, en 2020. Igor Carretero, diseñador gráfico, estaba encerrado en casa, como todo el planeta, y en internet encontró oro: “Un proyecto que reunía tres condiciones que me engancharon: la autoconstrucción, la navegación en solitario y la vuelta al mundo”.

Mateu mira los planos de los barcos. / Jordi Otix

Lo que Carretero encontró es la Mini Globe Race 5.80, una competición creada por un australiano considerado un referente de la navegación, Donald McIntyre. McIntyre planteó una serie de condiciones. Una, la que da nombre al proyecto, es que los veleros tengan una eslora de 5,80. “La manera más barata de trasladar una embarcación es en un contenedor de 20 pies, y 5,8 metros son 19 pies”.

Cuando llegó el cumpleaños de Igor, le montaron una fiesta sorpresa y le regalaron los planos del barco. Lo de los planos es una especie de biblia que hay que respetar. Cuestan 300 euros y para lograr el certificado final que permite participar en la vuelta al mundo hay que comprarlos. El número del barco es el número que tenían los planos. El velero de Mateu es el 132, el de Carretero, el 94, el de Sagristà el 136 y el de Pasanau, el 92.

Carretero precisaba de 15 metros cuadrados para trabajar. Pensó........

© El Periódico (ES)


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