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Glovo supera el billón de pedidos y empezará ahora a contratar repartidores

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02.12.2024

Plataformas digitales

Europa Press

Gabriel Ubieto

Redactor

Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".

Paula Clemente

Periodista

Periodista del equipo de economía. Escribo sobre cuestiones relacionadas con el Consumo, las empresas (especialmente las medianas y pequeñas), el emprendimiento y el tejido tecnológico local.

En las oficinas de Glovo llevaban preparando desde hace un tiempo una fiesta para conmemorar el simbólico hito en el que la compañía superara el billón de entregas realizadas, desde que empezara a pedalear allá en 2015. Un billón de entregas realizadas por una empresa sin mensajeros en nómina y que este lunes ha avanzado su intención de empezar a contratar repartidores.

El viaje de esta firma fundada por Óscar Pierre y Sacha Michaud hace casi una década ha estado marcado por las polémicas con su modelo laboral y ha erigido a la compañía como un arquetipo de la ‘gig economy’, erigida como enemigo a batir por sus detractores y ejemplo a seguir por los popes del 'entrepreneurship' catalán y español.

Si bien Glovo se ha posicionado, por volumen de reparto y repartidores, como la empresa con mayor cuota de mercado en España dentro del sector de las plataformas digitales, no fue la primera. El mismo año que la compañía de las mochilas amarillas empezó a andar en España aterrizaba un ya entonces gigante del ‘delivery’: Deliveroo.

El sector del reparto a domicilio fue ganando volumen con los años, sobre las espaldas de flotas de repartidores que se daban de alta como autónomo y en poco tiempo -en un país con una tasa de paro de dos dígitos- ya podían ganarse unos ingresos solo poniendo una bici y un móvil. La Inspección de Trabajo no tardó en poner el foco en esas empresas y la tesis que se fue imponiendo -ratificada en 2020 por el Tribunal Supremo- es que eran falsos autónomos, ya que carecían del control fundamental sobre el negocio y básicamente las aplicaciones lo que hacían era ahorrase costes.

Primera multa a Glovo por incumplir la ley Rider, que reserva hasta 400 millones para sanciones

Hasta ahora Glovo ha negado........

© El Periódico (ES)


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