El discurso pronunciado el pasado miércoles por el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, con ocasión de la entrega del premio Nobel de Paz a María Corina Machado fue tan importante (y es tan digno de ser recordado) como el de la propia galardonada, leído por su hija mientras ella culminaba la odisea que la sacó de la clandestinidad en Venezuela y le permitió llegar a Oslo, finalmente.

El señor Frydnes hizo lo que le correspondía:  dar razón más que suficiente del veredicto del Comité que preside.  Siempre es bueno dar razones, incluso cuando son obvias como en el caso de María Corina Machado, aunque la mejor de las razones nunca sea suficiente para convencer a quienes no entienden de razones, como ocurre con ciertos especímenes de la izquierda mundial y, sobre todo, con el perfecto idiota latinoamericano.  Pero el gran mérito........

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