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Migraciones y política

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09.02.2025

Es cierto que el procedimiento escogido por el jefe de Estado -un trino a la madrugada ordenando devolver aviones militares, ya en vuelo, con colombianos deportados esposados de pies y manos- no consulta las más elementales reglas de la diplomacia en estos casos, máxime que ni siquiera se consultó al canciller ni al embajador en Washington, encontrándose ellos en Bogotá.

Pero hay otras verdades. Fue desmedida la reacción de Trump amenazando con el garrote de los aranceles y la cancelación, casi generalizada, de visas. Se llegó al absurdo de que el canciller chocoano, quien renunció a su nacionalidad americana para ser embajador, en algún momento tuviera su visa en vilo y ante la posibilidad de que ni siquiera pudiera regresar a Washington a despedirse como jefe de la diplomacia colombiana. 

Muchos funcionarios del gobierno seguramente intervinieron de inmediato para resolver la “crisis” no solo por razones patrióticas sino porque ya se veían sin visa, y en Colombia, por extraña transmutación, la........

© El Nuevo Día