Quién gobierna a quién: la democracia frente al desafío de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial no dictará por sí sola el futuro de la democracia. El desenlace dependerá de si la dejamos actuar bajo su propia lógica o si la gobernamos con reglas claras y supervisión independiente.
La democracia ya no discute solo en el Congreso, en las plazas o en los medios. Hoy también se juega en servidores invisibles, gobernada por algoritmos que nadie eligió. La inteligencia artificial (IA) dejó de ser promesa. Filtra lo que vemos, sugiere lo que pensamos y condiciona cómo nos relacionamos. Algoritmos invisibles moldean el debate público y participan en decisiones que afectan nuestras vidas. Junto con el cambio climático, es uno de los mayores retos de gobernanza del siglo XXI.
Conviene precisar que la IA generativa está lejos de la imagen cinematográfica de un ente autónomo o poder paralelo. Es, en rigor, una tecnología canalizada a través de plataformas y sistemas diseñados y operados por empresas y personas, con datos y parámetros definidos. El riesgo no es una supuesta autonomía, sino el uso que hacemos de estas herramientas y la información que compartimos. Lo decisivo es nuestra relación con la tecnología.
No porque algo “suene convincente” es verdadero, y si todo se cuestiona indiscriminadamente, corremos el........
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