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La cumbre Trump-Putin dejó más dudas que certezas

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tuesday

Putin se retiró como el ganador político del encuentro. No por concesiones explícitas -no las hubo-, sino por el valor simbólico y estratégico de la escena: Reunirse con el presidente de EEUU con total libertad de movimiento, rompiendo el cerco de aislamiento que Moscú ha enfrentado desde 2022.

La foto en Alaska prometía más de lo que podía cumplir. Donald Trump y Vladimir Putin llegaron a la mesa con una narrativa de “pragmatismo” y “fin del derramamiento de sangre”, pero la realidad fue implacable: No hubo alto al fuego, no hubo hoja de ruta verificable y, mientras ambos dirigentes hablaban de “progresos”, las fuerzas rusas siguieron golpeando posiciones ucranianas a lo largo del frente. El contraste entre el gesto y los hechos marcó la pauta de una cumbre que terminó sin la única noticia que importaba: El cese inmediato de las hostilidades como umbral mínimo para negociar.

Putin se retiró como el ganador político del encuentro. No por concesiones explícitas -no las hubo-, sino por el valor simbólico y estratégico de la escena: Reunirse con el presidente de Estados Unidos con total libertad de movimiento, rompiendo el cerco de aislamiento que Moscú ha enfrentado desde 2022 y proyectar, de paso, la idea de que el fin de la guerra es materia de conversación exclusiva entre Washington y el Kremlin. Esa imagen, por sí sola, altera la arquitectura diplomática: Sugiere que........

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