Mente a la deriva
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1: 13.)
Un barco a la deriva es una nave que anda sin dirección, no sabe dónde irá parar. Da vueltas sin control, cualquier viento la puede hundir. Se desplaza dando tumbos, se estrella contra las rocas, se hunde y mueren sus ocupantes. Y ese es uno de los grandes problemas que tiene el cristiano. Dejar la mente a la deriva. No hace esfuerzo sincero en obviar que está en el deber de trabajar para una corriente política-ideológica que va a resolver los problemas económicos y sociales del país donde vive. Por lo cual, hace crecer en su mente un conjunto de motivaciones que le llevan a creer que tiene un compromiso humano con los oprimidos de la nación. Se convence que es su deber participar activamente y a través de las redes sociales como un soldado más de esa causa que busca la “justicia........© El Impulso
