Viaje sin encargo no es viaje
¡Si va a viajar, no diga que lo hará! Corre el riesgo número uno de todo viajero: que le pidan un encargo (porque el riesgo número dos es ser mula). Créame que, si comete ese error, verá cómo la gente a su alrededor cambia y comienza a decirle cosas como: “Me dijeron que ibas a viajar y quería saber si te podía pedir un favor”. Si eso pasa, agarre su celular y finja que le entró una llamada en donde le dan una noticia espantosa, como que le metieron a lavar su ropa blanca con una camisa roja nuevecita.
Porque si no, comenzarán a pedirle encargos con unos trucos que ya detecté tras años de cometer el mismo error: decir cuándo me iba de viaje. Y dichos trucos son los siguientes:
Si el encargo se lo piden con una sonrisita, ¡desconfíe! Están por endosarle unos botines de básquet talla 43 que le ocuparán media maleta.
Si el encargo se lo piden hablando en un tono agudito, usted se fregó. Ahora serán unos patines en línea talla 45 (y además se quedó sin espacio en la maleta).
Si además le dicen que el encargo es “una tontería” o “una bobadita”, ahora sí me compadezco........
© El Impulso
