¿A parte de Dios, a quien le cuentas tus dolores y tristezas?
«No cuentes tus problemas a la gente: al ochenta por ciento no le importan; y el otro veinte por ciento se alegra de que los tengas»
Lou Holtz
En la vida se aprende con los años… algunos lo llaman la sabiduría de la tercera edad, ya que han acumulado una profunda comprensión de la vida basada en años de experiencia, reflexión y lecciones aprendidas.
Ciertamente en la vida hay dolores que nos desgarran el alma, entonces lo primero que llega a nuestra mente es buscar un hombro amigo para descargar el llanto.
Sin embargo, con el tiempo algunas personas hemos aprendido a no contar nuestros dolores. Hemos aprendido a llorar en pañuelos «aunque no tengan encajes»…
Porqué tus vulnerabilidades son solo tuyas: es preferible que las escribas.
Y como dije anteriormente, es tentador buscar un hombro en el cual apoyarse para liberar la carga del dolor y las vulnerabilidades.
No obstante, compartir nuestras luchas más profundas con la mayoría de la gente a menudo puede traer más complicaciones........





















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