Diarios Sanguíneos: Il Parente… Crónica del Gen-tío o del Tío-Gen -Parte 1-
Al familiar
«La parentela del pensamiento…
…es más fuerte que la sangre:
…es el linaje de las ideas.»
Bertrand Russell Nobel de Literatura (1950)
«La ciencia florece cuando la familia…
…cultiva la curiosidad como un jardín compartido.»
M. Curie, Nobel de Física y Química (1903-1911)
«La ciencia fue el idioma de nuestra casa;
el laboratorio, nuestro segundo hogar.»
Irène Joliot-Curie, Frédéric Joliot Nobel de Química (1935)
(Hija de Marie Curie, galardonada junto a su esposo)
«La luz del conocimiento se hereda…
…como un fuego familiar que nunca se extingue.»
Niels Bohr Nobel de Física (1922 y 1975)
«Cada descubrimiento es un eco de las voces familiares…
…que nos enseñaron a preguntar.»
William Lawrence Bragg Nobel de Física (1915)
«La parentela del alma se revela…
…en quienes nos enseñan a mirar el mundo con asombro.»
Rabindranath Tagore Nobel de Literatura (1913)
Cuando el sol, infiltrándose entre el cortinaje con sus filos de luz, avisaba la mañana, Páter Peppino (José Antonio) siempre fue el primero en recibirlo con sus ojazos aguamarina y sus cabellos grises delicados como motas de algodón rizado o ramajes de fortaleza mágica. El Ávila, al fondo, erguido como una onda frente al balcón del apartamento, era un tsunami con ecos de ventoleras cantarinas, y aves solistas, que avivaban la mañana con augurios de buena estación. Caracas eternamente con su temperatura envidiable, exponía con orgullo, su textura de extraordinario valle tropical y radiantes calzadas.
Páter previsor, solía ir muy temprano a la panadería por los cachitos de hojaldre que nos traía para el desayuno y que mami con su pulcritud extrema y su mando severo, presidía en un convite de buen gusto y aromas altivos, cartesianamente distribuidos, con un esmero tan eficaz y alerta, como los gloriosos resoles que invadía por el ventanal del balcón, frente al solemne Guaraira Repano, vernáculo benefactor del vecino residente desde siempre…
A las nueve, despachando la parentela, cada quien para lo suyo, papá se sentaba en el salón en su silla preferida, con sus diarios, a descubrir la época y en el proceso, el universo, frente a la danza de las horas, (la colección de doce estatuas de mamá), a las que le hizo un anclaje que probó con creces, porqué fue, sin lugar a dudas, la perfecta ama de casa, pues milagrosamente no se desplomaron del muro en la sacudida de Caracas del 67. Papá era un agudo lector de política territorial e internacional, y de la crisis que desde siempre amenazó a la nación, hasta convertirla en lo que hoy tenemos, sabrá dios de cómo calificarlo. Aunque hay quienes sí la tienen bien clarita, y la interpretan, por lo que es, y no por lo que aparenta.
Para la tarde, salía a eso de la merienda, a tomar cafecito del luso en la esquina y a comprar el diario de la tarde, El Mundo. Transitaba con una simpatía que la gente advertía con gran agrado. Siempre educado, persuadido que el mundo se hace mejor cuando se tiene........
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