El Quijote y Cien años de soledad: Lecciones para la historia
Ambas son novelas que son monumentos literarios en habla castellana y en muchas otras lenguas, en la que sus autores, Miguel de Cervantes Saavedra y Gabriel García Márquez, construyen universos literarios o diegéticos de manera magistral. Cervantes crea un mundo caballeresco ficticio en la cabeza de Alonso Quijano, su protagonista enloquecido por leer novelas de caballerías, un mundo superado que se aloja en su psiquis; en tanto que la aldea ficcional Macondo también lo es, un mundo con sus leyes propias, que alberga a la familia Buendía, quienes viven en un tiempo que se repite incesantemente, cíclicamente. Son un par de obras literarias e históricas singulares, donde la idea del tiempo serán ejes narrativos básicos y fundamentales.
La pregunta que nos asalta es la posibilidad de que tales mundos de ficción recrean de alguna manera nuestro mundo en el que nos ha tocado vivir, que sean el espejo de nuestra propia existencia en el siglo XXI. En Cervantes el tiempo literario emerge del pasado, la Edad Media europea que irrumpe en la llamada modernidad temprana en la febril imaginación de un caballero, que sale a enderezar entuertos con unas herramientas que ya no existen y son parte de una realidad superada: adarga y lanza en astillero. Suele suceder con alguna regularidad este estado de la psiquis: acontece en la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert y nos puede suceder a nosotros los mortales. El mundo tal como lo apreciamos es una construcción que viene con situaciones, hechos e imágenes procedentes necesariamente del pasado, es nuestra visión del mundo que tiene por ley un antecedente pretérito. De este modo estamos sumergidos en el pasado, como pez........





















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