El reencuentro con los amigos chilenos se demoró por los preparativos de la boda, a la que asistieron el viajero venezolano y su esposa. A mediados de mayo los días soleados anuncian noches frías en las afueras de Santiago. Fue una buena idea comprar ropa interior térmica y llevar suéteres en la mano por si fuese necesario. El sitio escogido por los novios para la celebración, una granja a la entrada de Talagante, cuarenta kilómetros al suroeste, estaba dispuesto para una ceremonia en los jardines, la cena bajo una gran carpa acondicionada y el baile en un ambiente cerrado junto al bar, que prometía ser el lugar más cálido para la noche.

Había unas sillas colocadas en semicírculo en varias filas frente a un arco de flores blancas, sobre una grama muy verde y bien cuidada, bajo un tenue sol vespertino que animaba........

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