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Crónicas de Facundo: La Inteligencia Artificial: ¿Se agota la aproximación entre la razón y la fe?

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21.07.2025

Las grandes revoluciones industriales en curso, la digital y la de la inteligencia artificial, se inscriben sobre unos rieles que rompen la matriz milenaria que es propia de la historia de los pueblos y nuestras civilizaciones. Ello da lugar a lo que el Papa Benedicto XIV bien calificaba de «quiebre epocal».

Dicho coloquialmente, el mundo de lo digital disuelve los espacios para instalar su virtualidad e imaginarios deslocalizados en los internautas o «ciudadanos de redes»; a la vez que abroga el valor y el sentido del tiempo, dándole paso a la cultura de la instantaneidad, de lo fugaz.

La realidad humana, la del hombre como especie racional pensante, por el contrario, es la de ser y el existir en el espacio y en el tiempo, arraigado en su patria de campanario, distinta de la patria de bandera; tanto como su experiencia con el tiempo lo determina a vivir procesos para su perfectibilidad, para ser, para ser estando, y estando, para ser siendo.

Así las cosas, con escalpelo a la mano, Byung-Chul Han, filósofo alemán de origen surcoreano, en su ensayo sobre las “No-cosas” disecciona a las grandes revoluciones del conocimiento en marcha y a sus «cosas nuevas»; esas que la academia y las élites políticas de Occidente no alcanzaron a discernir en sus esencias ante el cataclismo de 1989. Antes bien, se limitaron a celebrar, emborrachados, el final del comunismo, la victoria sin más del viejo capitalismo y de su orden liberal.

Las élites políticas de extracción partidaria, aún hoy siguen atadas, para sus haceres, a los viejos cánones institucionales y constitucionales, a sus metáforas y simbolismos, sin persuadirse de que los espacios y el tiempo se les han diluido; y que el sujeto final de sus esfuerzos, la persona humana, medra en la incertidumbre al perder las seguridades propias a su ser: su derecho a estar o no estar, a no necesitar emigrar por la fuerza, su derecho a un proyecto de vida, y su derecho a ser memorioso, a trascender, generacionalmente.

Todos a uno, gobernantes y líderes políticos, eso sí, cuando advierten que las viejas ataduras constitucionales del Estado moderno ya no les sirven, practican el narcisismo digital. Reducen la realización de las políticas públicas a una cuestión de redes.

Han, por lo mismo, nos explica que vivimos en un reino de información frenética, auxiliado por lo digital y por la Inteligencia Artificial, que se hace pasar por libertad; que se coloca delante de las cosas y las desaparece, desmaterializando al mundo y aislando o extrañando a los seres humanos hacia otra realidad, imaginaria. Sostiene que con la pérdida de las cosas se van nuestros recuerdos, los que nos dan estabilidad como individuos y sociedades, a partir de los que podemos razonar, discernir, elegir en conciencia.

Lo real es que, en el aquí y en el ahora sólo almacenamos datos pues hemos dejado de habitar la tierra y el cielo, justamente para habitar en las nubes y sus redes. Opinamos sin preocuparnos por la verdad, creyendo moldear opiniones estables, y votamos en elecciones, pero sin decidir.

León XIV, nuevo pontífice, le recuerda al Cuerpo Diplomático acreditado en el Vaticano y a propósito de lo........

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