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Monólogo para leer en octubre

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25.10.2025

Contrario al efecto esperado, su historia espoleó aún más mi curiosidad, en vista de lo cual, y por recomendación expresa de mi maestra, para quien mi calenturienta imaginación no podía estar exenta de demencia, María Aurora juzgó conveniente que pasara una corta temporada en El Altozano, la hacienda de mi abuelo, donde ella había nacido, donde yo estaría a salvo, al menos por un tiempo, de la influencia perniciosa de tanto palabrero descarriado, y al decir esto siempre miraba a Heródoto con el rabillo del ojo, sin embargo, nunca llegué a estrechar la mano de Apolonio, en la víspera del viaje, luego de perder las esperanzas de que algún indeterminado Oricha evitara mi partida, un desconocido golpeó nuestra puerta y, sin ningún tipo de ambages, como quien entrega un recado cualquiera, le hizo saber a María Aurora que su padre se había desnucado al caer de un alazán, no fueron aquellos los mejores días,........

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