Trump, México, la pharma y el nuevo orden comercial
LOS 90 DÃAS que Palacio Nacional acordó con la Casa Blanca para evitar que México pague aranceles superiores a 25% allanan el camino para acelerar la renegociación del T-MEC, como hemos venido insistiendo.
En esta nueva relación con Estados Unidos, nuestro paÃs deberá olvidarse de cuatro sectores que para Donald Trump son de seguridad nacional: acero, aluminio, cobre y, por supuesto, automóviles.
A los tres primeros, la Oficina de Representación Comercial (USTR), que dirige Jamieson Greer, los blindó con una tarifa de 50% a las exportaciones mexicanas, y el último lo protegió con una de 25 por ciento.
Como parte de las negociaciones que el secretario de EconomÃa, Marcelo Ebrard, ha sostenido con sus pares en Washington, queda claro que Trump no quiere que México crezca en materia automotriz.
De ahà que General Motors, que preside Mary Barra; Ford, que comanda Jim Farley, y Stellantis, que lleva Antonio Filosa, decidieran relocalizar parte de su producción de aquà en la Unión Americana.
Ante ese escenario, ¿qué salidas tiene el gobierno de Claudia Sheinbaum para mantener una relación comercial estable con Trump, que al mismo tiempo sea benéfica para las inversiones y los empleos?
La respuesta está en sectores que no son sensibles en Estados Unidos y donde tenemos todo para crecer: equipos médicos, metalmecánica, electrónica, semiconductores y, sobre todo, farmacéutica.
Tan sólo en la industria pharma, donde las exportaciones mexicanas a Estados Unidos suman apenas mil millones de dólares al año, podemos saltar a los tres mil millones en los próximos dos años.
El Departamento de Comercio, que encabeza Howard Lutcnick, está urgido de acotar a China rápido, pues la nación que gobierna Xi Jinping les vende ocho mil millones de dólares al año de bienes........
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