El poder es bonito (II) para reformar
La presidenta de México tiene la oportunidad única de ejercer el poder para transformar el sistema político mexicano en beneficio de las mayorías, profundizando la vida democrática y dando larga vida a una forma estable y legítima de lucha por el poder con elecciones libres, con mecanismos de inclusión de minorías, con garantías de libertades políticas plenas y con racionalidad en el gasto electoral.
El recorrido de las reformas ha sido paradójico: mientras que la liberalización económica requiere desregular mercados, romper monopolios, desburocratizar, desmontar la intervención estatal en la economía, la apertura democrática se construyó multiplicando candados. La transición desde el autoritarismo priista hacia un sistema pluripartidista llevó a una sobrerregulación que nació de la desconfianza.
Después de cada elección federal, los partidos consensuaban una reforma de parches diseñados para curar las heridas de la elección inmediata anterior. Algunos cambios en la legislación modificaron la forma de transferir recursos de los partidos a los grandes medios de comunicación, con la prohibición de contratar espacios de radio y televisión; otros solo fueron zurcidos invisibles para tapar agujeros de fiscalización, proscribir la participación........
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