El problema no es la polarización
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Es la enemistad.
Gran parte de nuestros líderes y de nuestros candidatos presidenciales practican un tipo de política basada en los peores sentimientos. Sentimientos de rabia, odio, agresión y descalificación: rechazo visceral a quien piensa distinto. No todos son iguales, cierto, pero muchos tienen esto en común: dividen el mundo entre buenos y malos, siendo ellos los buenos y malos los demás. Pero aquellos no sólo son malos. Son, ante todo, enemigos.
Esa visión suele ser apocalíptica. Si ganan los otros, se acaba el mundo. Y ellos son los únicos que nos pueden salvar del abismo.
Seamos claros: la polarización no siempre es negativa. Es parte de la democracia, donde las disputas públicas a menudo son intensas. Ahí no está el peligro. Se puede debatir y hasta convivir con quien piensa........
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