Oda al arroz
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El arroz solo me ha dado felicidad.
Cuando está recién hecho, por ejemplo, en la olla todavía, caliente, despidiendo volutas de vapor, meter una cuchara y comerse un primer bocado inaugural. ¡Qué dicha tan grande! Vuelvo años en el pasado, hasta mi infancia en Cali. Su fragancia y su sabor son pura Colombia para mi corazón y mis recuerdos, pura Colombia intensa y saturada en las encías y el paladar.
Yo creo que no hay biografía de ningún colombiano o colombiana que no tenga el arroz delicioso y fraternal en la mesa del comedor, o en el fogón de la cocina. A veces entro allí sin que nadie se dé cuenta, sin prender la luz si ya ha caído la noche, y me como una cucharada de arroz........
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