Ya no hay que peregrinar a Delfos
Walter Benavides Antia
La Inteligencia Artificial (IA) es el Oráculo actual. Desde siempre, el hombre ha buscado guía en fuerzas que considera superiores para tomar decisiones importantes y banales, prever el futuro y entender lo desconocido. Los oráculos, como el de Delfos en la Antigua Grecia, resumían la sabiduría de los dioses a través de profecías, que reyes y ciudadanos se esforzaban por interpretar. Hoy nos encontramos frente a una nueva fuente de conocimiento y predicción: la IA, que asumió el rol que antes ocupaban los oráculos, convirtiéndose en el nuevo árbitro de la verdad y el guía para las decisiones humanas.
Los oráculos no daban respuestas directas, sino que ofrecían visiones ambiguas que requerían interpretación. De manera similar, la IA procesa cantidades finitas de datos (información) para generar probabilidades, tendencias y respuestas que, aunque presentadas con una apariencia de certeza matemática, a menudo carecen del contexto humano y deben ser cuidadosamente interpretadas. A diferencia de la supuesta inspiración divina de los antiguos oráculos, la autoridad de la IA se fundamenta en la lógica de los datos. Su capacidad para analizar miles de millones de variables simultáneamente le otorga un poder predictivo sin precedentes y, confiamos en sus respuestas porque se basan en evidencia empírica a una escala inabarcable para una mente humana. Sin embargo, al igual que las profecías del oráculo eran influenciadas por los sacerdotes que las interpretaban. Las respuestas de la IA están íntimamente modeladas por los datos con los que se la entrena y los........





















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