Walter Benavides Antia

Es deprimente (preocupante) observar cómo adportas de 2026, funcionarios y contratistas del sector público, siguen utilizando una herramienta de planeación de 1966 (matriz DOFA), complementada con “lluvias de ideas”, ejercicio que facilita “trabajar ocho seguidas en talleres, sin aplicar ciencia”. Como me decía un economista amigo, “Se utiliza porque no requiere ciencia. Solo especulación, tinto y un sándwich”.

La planificación estratégica actual requiere, como paso inicial y fundamental, una comprensión profunda del contexto operativo que moldea el potencial de crecimiento y los riesgos de la administración pública. Sin embargo, el análisis PESTEL (hay otros de Big data) se consolida como una herramienta de diagnóstico externo por excelencia. Identifica y analiza los factores del macroentorno que, aunque incontrolables por la entidad territorial, pueden generar un impacto significativo, ya sea en forma de oportunidades (O) o de amenazas (A). La metodología PESTEL trasciende la mera recopilación de datos. Facilita una toma de decisiones estratégica informada al proporcionar un entendimiento claro del entorno externo, permitiendo a las administraciones anticiparse a cambios potenciales y evaluar los riesgos inherentes antes de comprometer recursos en inversiones sectoriales claves para mejorar la calidad de vida de los habitantes. Al reducir la incertidumbre, el análisis PESTEL permite orientar los recursos hacia las iniciativas que demuestren ser más prometedoras con el crecimiento.

PESTEL permite a la administración pública adoptar una postura proactiva, en lugar de reactiva, ante los desafíos de la modernidad. Contribuye esencialmente a la gestión de riesgos, al identificar posibles desafíos en el entorno macroambiental........

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