Por Sebastián Arango

Bien hace Pereira en reconocer a Lucy Tejada como un referente cultural. Además del valor estético de sus obras, debemos apreciarla como una figura histórica que representa el acceso de la mujer a la educación y a la formación artística, y, en especial, el proceso de abrirse paso en los circuitos tradicionales y en un canon dominado por figuras masculinas.

Desde su juventud, tras graduarse de bachiller a inicios de los años cuarenta, se mudó a Bogotá para estudiar Bellas Artes, primero en la Universidad Javeriana y luego en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Junto a la periodista Emilia Pardo Umaña, participaba en las conocidas tertulias capitalinas del café El Automático. Gracias a la agudeza de su mirada, logró abrirse camino en un espacio colmado de hombres. Estas mujeres, junto a otras que aún permanecen en el anonimato, tuvieron hace décadas el arrojo de abrirse espacios y cuestionar el rol que se esperaba de ellas en la sociedad.

Enhorabuena, la ciudad se ha propuesto preservar el legado de la artista, promoviendo su presencia en espacios urbanos. Este año se celebran veinte años del Centro Cultural que lleva su nombre y que acoge valiosos proyectos culturales de la ciudad, entre ellos el Museo Lucy Tejada, el cual debería ser un lugar de visita obligada para habitantes y visitantes, como un espacio de descubrimiento histórico y estético.

Como una de las principales representantes del arte colombiano del siglo XX, Lucy Tejada realizó........

© El Diario