¿Cesa una pesadilla?
Sebastián Arango Nader
Es cierto que el conflicto entre palestinos e israelíes no comenzó hace dos años: desde el siglo pasado se han sucedido innumerables ciclos de violencia y dolor. También es cierto que se debe ser cauto frente a las posibilidades reales del plan de paz promovido por Donald Trump y sus aliados. Sin embargo, los hechos de los últimos días indican que asistimos al cese de un ciclo de violencia desatado por la masacre y el secuestro de centenares de personas por parte de Hamás, así como una respuesta militar que -calificada de “genocida” desde algunas orillas- ha desatado una crisis humanitaria mayor.
Podría uno preguntarse qué motivó a ambas partes a aceptar un alto al fuego cuando sus posiciones parecían cada vez más irreconciliables. Es innegable -aún si no se simpatiza con el gobierno estadounidense de turno- el papel central que desempeñó Donald Trump. A través de sus mediadores en la región y gracias a su cercanía con el primer ministro Netanyahu, logró alinear a poderes regionales como Qatar, Turquía y Egipto, ejerciendo presión sobre las partes en conflicto, en especial Hamas y los palestinos, conduciéndolos a una negociación que hace algunas semanas parecía improbable.
En este contexto, resulta interesante observar cómo Estados Unidos parece retomar un papel activo en Medio Oriente. Ante el vacío de poder dejado por Rusia -ocupado en Ucrania- e Irán -debilitado en el escenario post 7 de octubre-, los estadounidenses están recuperando un liderazgo visible en la región, acompañados por aliados como Israel, Qatar y........





















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