100 días con el papa agustino
Desde el “Habemus Papam” del 8 de mayo hasta el baño de multitudes en Tor Vergata, Italia, 3 de agosto, han pasado 100 días en donde el Cardenal Robert Francis Prevost, elegido como León XIV, ejerce su Ministerio Petrino. Fue un momento intenso, incluso dramático, considerando el peso que recaía sobre sus hombros. Sin embargo su rostro, aunque emocionado, irradiaba, sobre todo, serenidad y una sonrisa clara y amable. León XIV es agustino, hijo del gran padre y Doctor de la Iglesia, San Agustín, que existió hacia el siglo IV de la era Cristiana, un explorador incansable de la verdad y el amor, y quien lo encontró después de una larga búsqueda en Jesús de Nazareth.
Agustín no fue un constructor de sistemas, como lo fue Santo Tomás de Aquino en el siglo XII, ni un organizador de poder, como Ignacio de Loyola en el siglo XVI. Agustín fue un alma rota que dudó, cayó, amó y escribió desde el deseo y la culpa. En lugar de respuestas, dejó preguntas, en vez de fórmulas, dejó confesiones. Fue el santo de la conciencia, del pecado y de la gracia inmerecida. Tal vez por esto, Dios nos regaló éste papa, porque el mundo ha perdido su rumbo, su pausa, su horizonte. Porque el discurso de la justicia social y de la paz se hace urgente y necesario, porque la Iglesia misma necesita reconectar menos con el mundo, y........
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