Neverg Londoño Arias

El siete de agosto marca un hito en la historia de Colombia. Recuerda como los descendientes directos de los invasores españoles a tierras americanas lograron, después de 327 años de dominio, variaciones sustanciales en un sistema de gobierno para dejar de depender de mandatos a distancia ejercidos por las metrópolis europeas en América.

Los nuevos legisladores acordaron que en este día se realizarían los cambios de gobierno cada cuatro años; momento para los balances que califican logros, fracasos, aciertos y desaciertos del mandatario de turno. Tribuna oportuna para quienes cohonestan con el sistema y que se solazan con el cumplimiento de sus objetivos y para los opositores que evalúan los desaciertos como una oportunidad para retomar el poder.

Gobernar un país tiene sus riesgos. El deseo impulsivo de poder califica una patología. Se necesita mucha fuerza interior y amor propio para aceptar una tarea tan dispendiosa con amigos y enemigos a cada lado del camino y con consecuencias poco previsibles. Los opositores son fuertes, no se duermen, ni perdonan, así haya realizaciones para destacar y errores para enmendar.

El flujo de caja en las arcas del estado es permanente, las contrataciones rentan buenos dividendos. Enriquecerse es posible con el peligro de........

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