En este mes del Amor y la Amistad, cuando celebramos los lazos que nos unen, es inevitable no pensar en el corazón invisible que sostiene a las familias, a las comunidades y, en última instancia, a la sociedad: la mujer. Ella, en todos sus roles madre, abuela, hija, amiga, esposa, profesional, cuidadora encarna la fuerza del amor cotidiano, ese que no busca reconocimiento, sino protección y bienestar para quienes ama.
El mundo entero fue conmovido hace pocos días por la historia de la abuela en Iztapalapa, México, quien arriesgó y perdió su vida para salvar a su nieta en medio de un accidente grave. Esa escena, que parece sacada de una película, es en realidad el reflejo de miles de actos silenciosos de valentía que las mujeres realizan cada día: dar todo, incluso la vida, por sus hijos, nietos y sus familias.
En Colombia también abundan estas historias, muchas no ocupan los grandes titulares, pero diariamente hay una mujer que asume el cuidado de sus nietos, sobrinos o padres, o sola saca hijos adelante, o quiénes aún más doloroso pierden a sus hijos a causa de una enfermedad o un acto violento, o aquellas que lideran causas en pro de los peluditos, muchos relatos a veces difíciles pero siempre resilientes y reveladores: las mujeres son sostén y escudo; sin ellas, muchas vidas quedarían sin rumbo.
Estas realidades no pueden quedarse en anécdotas ni en homenajes pasajeros. Deben ser el punto de partida para un compromiso estructural del Estado y de la sociedad con las mujeres. Porque amar no........

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