El poder invisible del efecto Pigmalión
Pocos efectos son tan poderosos, como el efecto Pigmalión. También conocido como “profecía autocumplida”, ocurre cuando las expectativas que tenemos sobre alguien influyen, sin darnos cuenta, en su comportamiento… hasta que se cumplen.
Diversos estudios lo han demostrado: cuando un maestro cree que un estudiante tiene alto potencial, inconscientemente lo trata distinto, con más estímulos, más paciencia, más oportunidades, y ese estudiante suele rendir mejor. Lo mismo ocurre en casa.
No solo se educa con palabras. Nuestros gestos, tono, nivel de exigencia y confianza moldean el entorno emocional y cognitivo de nuestros hijos. Si pensamos que uno “no es bueno con los números” o que “es muy tímido”, sin querer reforzamos esas etiquetas con microseñales de desaliento o con falta de oportunidades. Lo mismo ocurre al revés: si creemos sinceramente que son creativos, capaces o persistentes, solemos darles más espacios para desarrollar esas cualidades.
Esto no significa inflarles el ego ni negar sus errores. Aplicar el efecto Pigmalión de forma consciente es crear condiciones realistas y........
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