¿Hacer por hacer? El sesgo de acción y el valor de quedarse quieto
En los momentos que nos sentimos abrumados y confundidos por las cosas de la vida, lo más común es buscar una salida rápida y tomar decisiones impulsivas solo para sentir que avanzamos. Pero, ¿y si esa urgencia por movernos es parte del problema?
Desde la economía conductual, este fenómeno se conoce como sesgo de acción: la tendencia a actuar simplemente para calmar la incomodidad de la incertidumbre, aun cuando no tenemos claridad sobre qué estamos haciendo ni por qué. Es como cuando estamos atrapados en un trancón y alguien empieza a pitar insistentemente, a pesar de que está claro que nadie puede avanzar. No cambia nada, pero da la ilusión de que al menos “se está haciendo algo”. Lo mismo ocurre cuando abrimos compulsivamente el correo buscando respuestas o revisamos redes sociales como si ahí pudiéramos encontrar una solución real a lo que nos inquieta.
Como seres humanos estamos sometidos a presiones externas constantes, y también a presiones internas como el miedo, la ansiedad o la necesidad de tenerlo todo bajo control. Todo ese ruido........
© El Diario
