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PÉNDULO POLÍTICO A LA SEGURIDAD

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17.11.2025

El incremento de las acciones criminales por parte de los eufemísticamente denominados Grupos Armados Organizados (GAO), clasificados de manera caprichosa y ya sin el rótulo de “subversión política”, sino como auténticos generadores de violencia, evidencia un acelerado escalonamiento en su capacidad de intimidación, reclutamiento, incluido el infantil, y expansión territorial. Todo ello ocurre mientras la Fuerza Pública, debilitada en su capacidad de combate y en su moral, parece cada vez más cercada, secuestrada, humillada y sin posibilidad de reaccionar adecuadamente, además de carecer de una logística moderna que contraste con la del enemigo común.

Como se ha señalado en varios análisis, el Estado colombiano va perdiendo el conflicto. La vaga y desarticulada propuesta de “paz total”, con su promiscuidad de actores, muestra como único resultado verificable el fracaso, sirviendo de excusa para la codiciosa expansión de los GAO, cuyos objetivos, incluso en competencia a muerte entre ellos, impulsan la maquinaria de guerra: narcotráfico, minería ilegal y otras calamidades. Resulta ingenuo pensar que con exhortaciones morales los bandidos adquirirán una vocación cívica y patriótica que los transforme en ciudadanos pacíficos, incluso entregándoles el control político de los territorios y de más de 600 poblaciones municipales donde hoy están asentadas cuadrillas que, envalentonadas, se autodenominan “ejércitos populares”.

La demanda mundial de alcaloides garantiza que en Colombia siempre existirán productores y procesadores que, bajo la lógica de la violencia, sostendrán la oferta, así sus mandos deban ser reemplazados sin luto alguno ni derramamiento de lágrimas. El deterioro del orden público, la mayor preocupación ciudadana, según encuestas recientes, se expresa en una inseguridad creciente, acompañada de la expansión acelerada de los contingentes del terror. Investigaciones indican que entre diciembre de 2024 e inicios de 2025 estos grupos aumentaron en un 30 por ciento, alcanzando unas 27.000 personas entre armados y milicianos. La “paz........

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