Contagia y es inevitable el acudir a este modo de encarar los subterfugios e inconvenientes por los cuales atraviesa la humanidad, siempre en la incómoda inclinación a sacarla relucir dada la ausencia de discernimiento, de argumentos sostenibles, siendo uno de los escudos destinados a ocultar la dolorosa certeza. Quizás los años, el orgullo, la prepotencia, posiblemente la propia ignorancia, nos llevan a sustentar y ubicarse como único instrumento de proporcionar consejos y de hacer recomendaciones, es precisamente esa insana manía de poner en el medio el tiempo transcurrido o las secuencias de acciones o hechos anteriores, supuesta o erróneamente utilizadas, para acceder a la solución de los problemas pertinentes. Desde luego, puede advertirse la ocasión en la cual sea oportuno y consecuente echar mano de la erudición respecto de cuyas situaciones positivas haya resultado algo pragmático y pueda servir de aplicación a un caso concreto y es en razón de ello al aparecer los denominados profesionales en la materia o llamados expertos, de quienes es viable no solo aprender y entender, sino atender los conocimientos, esos sí fundamentados y equilibrados en la autoridad competente. El recurso es comúnmente hallado en la serie de personas y de individuos caracterizados en la soberbia y en la indolencia, a más de prevalecerse en singulares coyunturas sociales, de necesidad y de apremio, especulando y sacando partido del estado de inoperancia de las instituciones o de los momentos lamentables en que se encuentran las víctimas de la situación en cuestión. Los cambios de variada índole objeto del sometimiento de la civilización actual, entregan sucesión de eventos, descubrimientos y de inventos, de tecnología acerca de un encadenamiento de avances y los responsables directos del derrumbamiento de patrones y de mitos a cuyo yugo veníamos atados y........

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