Discursos pedagógicos memorables (ii)
En una fría noche decembrina de 1991, la Universidad de Madrid le otorgó el título Honoris Causa al pedagogo brasilero Paulo Freire, uno de los grandes exponentes de la Pedagogía Crítica en América Latina. En aquella ocasión les habló de la esperanza liberadora. “La esperanza es parte de la naturaleza del ser, la existencia y la historia. Privar a hombres y mujeres, clases sociales y naciones del derecho de sentirse con esperanza en el mundo y del deber de luchar por este derecho es, en sí, una ofensa, un crimen, una falta de respeto, no solo para quienes se les niega este derecho, sino para la existencia misma. No podemos comprender ninguna de las dimensiones de nuestro en el mundo por fuera de la lucha legitima y posible por un mundo menos malvado e injusto y más decente, auténtico y democrático donde no sea tan difícil amar y conocer”.
El dramaturgo y humanista Václav Havel, líder de la Rebelión Primaveral de Praga (1968), sofocada por los tanques soviéticos y, 20 años después, de la Revolución del Terciopelo (1989) que tumbó el oprobioso régimen comunista checoslovaco, fue el último presidente de este país y primer presidente de la República Checa (1993). No hablaremos de su polémico agnosticismo político, su vehemente defensa de la OTAN en Bosnia y Kosovo y la invasión genocida estadounidense a Irag y Afganistán. Havel fue invitado en 1995 a una conferencia en Hiroshima donde pronunció su célebre discurso (“El futuro de la esperanza”) y recibió el premio que lleva el mismo nombre. Allí sustentó su tesis condensada en su obra “El poder de los sin poder” (1990). En uno de sus párrafos rubrica su imperecedero mensaje pacifista. En él sostiene que la esperanza no es solo pronóstico.
“Es una orientación para el espíritu y el........
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