No hay barranco que lo ataje …..
No me atrevería a defender lo que no se puede defender. Seguir apegado al discurso de Gustavo Petro sin ruborizarse es digno de un servilismo enfermizo. Una cosa es haber concebido al presidente de los colombianos como el líder de un cambio necesario en un país desvencijado por la corrupción y agobiado por la desigualdad y otra creer que su discurso y acciones vayan en ese camino. Millones de compatriotas votaron por Petro hastiados de gobiernos mediocres, elitistas y deshonestos. No encontraron otro camino, ni otro líder y prefirieron dar un paso adelante sin sospechar que daban un salto al abismo.
El resultado de la consulta del Pacto Histórico es elocuente. El liderazgo de Petro se diluyó en tres años de gobierno. Sus áulicos seguirán pregonando que su grupo político tiene más electores que todos los demás partidos (dos millones y medio) ignorando intencionalmente que en Colombia votan aproximadamente veinticinco millones de personas y que más de veintidós millones de ellas se apartaron esta vez de las urnas. Obtener el 10% del caudal electoral total y real (el que vota, no el del censo de la registraduría) es un monumental fracaso incluso calificando de época fría la fecha de la consulta. Vestirlo de triunfo solo cabe en la cabeza de una militancia enceguecida. Es de tal magnitud el descalabro que proponen una Asamblea Nacional Constituyente como alternativa democrática. Una torpe salida que desviste el desespero que invade a los petristas. Por la vía de las mayorías no hay horizonte. Solo encuentran como único camino la amenaza de un ejercicio constituyente. Otra mentira más del gobernante que en campaña prometió cosas muy diferentes.
«Cuando uno va de culo, no hay barranco que lo ataje» dice un adagio muy popular y muy colombiano que calza como anillo al dedo. Y no me vengan........





















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